«Las disciplinas que tienen que ver con el arquitecto o, más bien, las que le resultan absolutamente imprescindibles, son las siguientes: la pintura y las matemáticas.» Esta idea, expresada por Leon Battista Alberti en De re aedificatoria, arraigó en la corte española de Carlos V y originó una profunda transformación en la teoría y la práctica de la arquitectura, provocando un intenso debate entre pintores tracistas y maestros de obra que culminaría con el triunfo de aquéllos en el Siglo de Oro. La doctrina vertida en los tratados de arquitectura, pintura y escultura, así como en las crónicas históricas, las biografías artísticas y otras fuentes, permite establecer el declive de los maestros de obra frente a ciertos pintores-tracistas que defendían una nueva concepción de las artes del dibujo y de la propia arquitectura, basada en la capacidad de invención del ser humano, en el dominio del dibujo descripitivo y en el conocimiento comprensivo de las matemáticas, la geometría y la perspectiva, reivindicando su condición de arquitectos inventivos al disociar la traza o invención arquitectónica del proceso constructivo.
Los argumentos de este debate y las voces de sus protagonistas arrojan nueva luz sobre la historia de la arquitectura en la corte española, dibujando un panorama en el que no sólo tienen cabida los arquitectos, sino también los pintores, tratadistas y escritores que hicieron posible la modernización de las artes y la arquitectura en el Madrid de los Austrias.
El premio Villa de Madrid de Investigación Municipal «Antonio Maura» (2010) se concedió al estudio que ha dado lugar a este libro.