Los cuerpos de varias niñas aparecen descuartizados y mezclando con la arena del Desierto de Perros Muertos, una región en la que la vida vale el precio que los narcos le pongan. El comisario Padura llega a Perros Muertos desde México DF, allí, en medio del desierto y al lado de la frontera con EEUU desea vivir una vida tranquila sin ningún problema con los todopoderosos narcos de la zona. Un día aparecen los cadáveres de varias niñas mutiladas salvajemente y el detective comienza una investigación sabiendo que tendrá que dejarlos los crímenes sin resolver, consciente de que los asesinos quedarán impunes. Pero con lo que no contaba Padura es con enamorarse de Morgana, una pintora que quiere esclarecer los hechos aunque esto le lleve a enfrentarse cara a cara con el Chivo. Balada de Perros Muertos nos cuenta, en un tono seco, la investigación de Padura y sus esfuerzos por no acabar enterrado en la arena de un desierto sin justicia ni memoria. Gregorio León nos presenta esta obra, terrible por la verdad que se intuye detrás, de un modo sólido y potente, con unos personajes llenos de realidad que sostienen la trama con solvencia y con unas imágenes hermosas y precisas que nos trasladan el calor, el olor y la luz de un desierto corrupto en el que la vida de una mujer no vale nada. La novela es una historia de fracasos en la que los personajes se mueven golpe a golpe y muerto a muerto.
