Este libro pone en tela de juicio los relatos más tradicionales que reducen la explicación de la llegada de la democracia a España, durante el período que se ha convenido en llamar transición, al juego político entre las elites políticas del franquismo y del antifranquismo. El autor muestra, por el contrario, cómo las movilizaciones sociales imposibilitaron los proyectos continuistas y reformistas del régimen y condicionaron los principales puntos de la agenda política. Se centra en los años sesenta, momento en el que se gestaron pequeños cambios que andando el tiempo acabaron por ser grandes y que afectaron a la capacidad del régimen para reprimir la disidencia, ampliaron el ámbito de lo posible bajo el franquismo y establecieron unos primeros espacios de libertad.