Hasta entonces, se esperaba que, en sus contribuciones literarias, los exesclavos limitaran su papel al de testigos. Sin embargo, Brown toma el control de su relato e interpreta la vida de su comunidad. A todas luces, compuso una novela histórica, género cuya expansión, por otra parte, es contemporánea al periodo antebellum. Lógicamente, está escrita en el estilo discreto y contenido de las narrativas de esclavos: exaltación de los valores morales, humanidad de los oprimidos, inteligencia, resistencia y talento del fugitivo, todo ello descrito desde un punto de vista desconocido para la gran mayoría de los lectores. El presidente a quien se refiere el subtítulo es una clara alusión a Thomas Jefferson, quien encarnaba para los afroamericanos las contradicciones e hipocresía implantadas en el centro mismo del sistema norteamericano.
