A los que hablan y actúan a tontas y a locas con relación a las cosas del Islam, proponiéndoles que interroguen y escuchen a las personas pruedentes y doctas que saben y callan. Muchas de éstas son capaces, en el mundo occidental, de aclarar las cuestiones que nos plantea la convivencia armoniosa de la civilización coránica y de la nuestra, partiendo de la voluntad de un buen entendimiento entre ambas culturas, sin desdoro ni humillación por parte nuestra de los usos y criterios musulmanes.