Al despertar, la temperatura de nuestro cuerpo es relativamente baja y luego comienza a aumentar. Esa temperatura creciente incrementa gradualmente nuestro nivel de energía y alerta, lo que a su vez mejora nuestro funcionamiento ejecutivo, nuestra capacidad de concentración y nuestro poder de deducción. A medida que avanza la mañana, estamos más enfocados y alerta, hasta que alcanzamos un punto máximo después del cual nuestros niveles de energía disminuyen, hasta volver a restablecerse horas más tarde. Todo es ciencia, así que podemos usar ese conocimiento para mejorar nuestro rendimiento, nuestra salud y sentirnos más satisfechos.