Marrakech es la ciudad de los contadores de cuentos. Y en su plaza, la Yemá el-Fná, el tiempo lleva otro ritmo, pausado, cálido, a veces parece incluso haberse detenido. Allí se dan cita los personajes más variopintos: vendedores de zumos y comidas, encantadores de serpientes, bailarines, monos amaestrados, escribidores... Y entre todos ellos, ocupando un lugar destacado en la plaza, los contadores de cuentos.