La gran pasión de Baudelaire fueron las imágenes: las plasmó en poemas perdurables, las coleccionó, fue amigo de pintores, crítico de arte, deambuló en galerías y museos. Pero casi nadie sabe que esa pasión lo llevó a tomar pinceles y colores para liberarse de las imágenes que lo asediaban. Sus dibujos se extraviaron o quedaron dispersos en diversas colecciones. Por primera vez se reúnen todos en un solo volumen. Es también la primera traducción completa y directa de los manuscritos de los fragmentos póstumos. No existe una edición, ni siquiera en francés, con estas características.