El inspector Simón Leira, que narra en primera persona, asume los negocios de la comisaría, mientras los demás inspectores se disponen a irse de la ciudad.
En la primera noche se produce un acontecimiento importante: una prostituta detenida por la policía sin cargos importantes, aparece muerta en su celda. A lo largo de la investigación se van sucediendo situaciones inesperadas que, en vez de contribuir al esclarecimiento del fallecimiento, lo van complicando cada vez más.
Dos inspectores y el responsable de seguridad ciudadana se suman a Simón en la investigación. Un segundo crimen complica los hechos, que superan pronto la capacidad investigadora del joven policía.
La novela va cambiando de carácter y pone a prueba la capacidad de síntesis del lector. La situación se aclara en el último capítulo.