El perfume francés empieza con un rumor: una ´estrella´ francesa visitará y se instalará durante unos meses en el barrio marginal de Gaib, un barrio perdido del mundo -de hecho, ´Gaib´ significa ausente, ausente del tiempo y del espacio-. En la primera parte de la novela, en la que el narrador es el propio escritor, Ali Yaryar es informado por un funcionario del gobierno de que una mujer francesa, Katia Cadolet, va a residir una temporada en el barrio de Gaib, un barrio pobre y marginal a las afueras de una ciudad del este de Sudán, para realizar un estudio internacional. La segunda parte se subdivide en dieciséis capítulos narrados por Ali Yaryar. Ali, el personaje principal, es un soltero ligón que ha prometido a varias mujeres matrimonio sin nunca cumplir su promesa y que, a pesar de su avanzada edad y su desgaste, cree que sigue siendo irresistible; huye de las mujeres pobres de su entorno, huye de la realidad, y se enamora de una mujer ficticia, Katia la francesa. El rumor desencadena una serie de reacciones, pensamientos, deseos y frustraciones en los espíritus del empobrecido barrio. Pero la llegada de Katia se retrasa, si bien ese retraso no hace más que acentuar la imaginación de Ali para quien la francesa ya ha llegado y con la que planea contraer matrimonio a la par que su mente comienza a enfermar. Un matrimonio ficticio que acabará en tragedia por los celos del protagonista.
