El vaginismo impide tener relaciones sexuales con penetración y, por lo tanto, impide ser madre. Impide usar tampones. Incluso impide a las mujeres que lo padecen tener un seguimiento ginecológico regular y que podría salvarles la vida. Pero sobre todo impide hablar directamente de esta dolencia. En realidad, ni tan sólo sabemos cuántas mujeres sufren vaginismo este país. Sólo sabemos que son demasiadas.