276 pp. Segunda parte de la saga policíaca que comenzó con "La irrelevancia de llamarse Lucy". Juanma ha pasado de ser un detective borracho y fracasado a algo peor, un investigador enamorado de quien depende la vida de su amada. Vive, duerme y respira con un único objetivo: encontrar con vida y rescatar a Rocío, la mujer que ocupa su corazón. Para ello no dudará en utilizar todas las artimañas que están a su alcance sin importarle el daño que pueda causar. Mientras, los captores continúan enviándole enigmáticos mensajes en latín con instrucciones que él cumplirá para no poner en riesgo inminente a la prostituta. Toda una estirpe está detrás de la desdicha de Júlia. Lejos de desaparecer sus problemas con la muerte de Cristian, estos no hacen más que aumentar. Una nueva muerte en el cupo de la médico junto a una instigación en contra del alcalde de la ciudad, y cuyo culpable es, según las pruebas que aparecen, la doctora Sentís, ponen en peligro nuevamente su profesión y su vida. Por el camino, antiguos enigmas que empiezan a tener respuestas y a darse a conocer en su sorprendente realidad. Ambas historias vuelven a encontrarse en un final trepidante y lleno de intrigas.
