Antonio Martínez Ballesteros ha dedicado toda su vida al teatro: al teatro como escritura y al teatro como representación. Su nombre y el de Pigmalión, el grupo que cera en Toledo en los años 60 del siglo pasado, van indisolublemente unidos. Estas memorias teatrales lo son de un autor que comienza a escribir teatro en el Toledo gris de la posguerra, y sigue un trayectoria independiente y muy personal a lo largo de más de medio siglo, con una escritura afilada y eficaz y con una postura crítica hacia la sociedad que le ha tocado vivir. Una trayectoria que ha sido reconocida por algunos de los mejores estudiosos del teatro español contemporáneo. Un autor que con su “teatro de protesta y paradojaö y con elementos tomados del esperpento y del absurdo, ha pretendido siempre hacer teatro como una forma de “desenmascaramiento de las distintas corrupciones de la sociedad contemporáneaö. Pero Martínez no es sólo el autor fecundo e irreductible, sino también el verdadero divulgador del mejor teatro europeo en Toledo y en Castilla La Mancha; los montajes de Pigmalión nos permitieron ver a los mejores autores de la escena contemporánea.
