Roger Garaudy analiza en este libro, que considera su testamento filosófico, la trayectoria de toda su vida, queriendo al mismo tiempo "repensar la trayectoria de un siglo o, al menos, de aquello que permite, en la andadura de un hombre, constituir la conciencia crítica de un siglo".
Tras haber impulsado el diálogo entre cristianismo y marximo, Garaudy llega al Islam, "la más ecuménica de las religiones" y propugna un auténtico encuentro de civilizaciones y pueblos como único proyecto válido para el mundo de hoy.