El protagonista de esta novela narra la vida como un viaje simbólico hacia uno mismo: las derrotas, los malos momentos de depresión y aislamientos, de niño "distinto y sensible" en una España sobre la que aún planeaba la larga sombra de los días tristes. Poco a poco, nuestro protagonista se va abriendo camino, como el propio país, dejando que la luz y los cambios entren por las ventanas, aún a medio abrir, de la vida, individual y colectiva, de los españoles. Para un niño distinto, la vida era -y en cierta medida continúa siendo-, en la España de hace unas décadas, una carrera de obstáculos que nuestro personaje debe salvar, y salva, a pesar de las derrotas dolorosas, pero pasajeras.