La obra estudia los últimos años de existencia del hispánico Reino godo: desde la muerte de Egida, en el año 702, hasta el final del último monarca conocido, Ardón. Especial atención se presta a la cronografía y a la geografía, con particular referencia a aspectos fundamentales de la historia política y militar durante esos años. Entre sus conclusiones destacan: el carácter ni inevitable ni prefijado de la conquista musulmana, con una serie de circunstancias fortuitas, y la diferencia entre la conquista de las zonas meridional y occidental, conseguida, en parte, gracias a pactos, y la del tercio nordeste, hecha mediante la fuerza. El autor trata también del famoso asunto del conde D. Julián, el histórico y africano-bizantino Urbano, analizando sus alianzas sucesivas con la monarquía goda y con las autoridades califales después en el contexto del avance islámico por el norte de África.