La vinculación de Kapuscinski con África empezó entre 1959 y 1961. En estos textos tempranos se muestra ya todo el músculo del gran periodista polaco, su capacidad de convertir la crónica en una pieza literaria y al mismo tiempo en un ensayo de calado histórico. Hay en este libro retratos afilados y memorables, como el del tío Wally, el colono empapado en alcohol a quien conoce en el Hotel Metropole.