Durante las décadas de los 60 y 70, Fernando Higueras realizó numerosos proyectos y algunas obras en la isla de Lanzarote, en sintonía con el espíritu conservacionista del artista César Manrique, incluso a veces en colaboración con él. Gracias a su labor conjunta, Lanzarote ha podido resistir la marea urbanizadora, habitualmente erosiva del entorno natural, convirtiéndose en un ejemplo de arquitectura turística respetuosa e integrada en la tradición constructiva de la zona. El hotel Las Salinas es seguramente la más soberbia pieza que en esos años Higueras levantó en Lanzarote, siguiendo este planteamiento sostenible.
