Grande es la prisión que me aplasta, ¿De dónde me llegarás, liberación? Dice la endecha bereber que abre esta novela sobre la Argelia de las mujeres de ayer y de hoy. Como en el presente de ese doliente país, se entremezclan tragedias, pasiones y mutaciones de unas mujeres que nunca se detienen: la narradora navegando por el desierto silencio de una pasión amorosa no expresada; su abuela, casada a los catorce años con un rico septuagenario pero que supo ser ella misma e impuso su voluntad a un entorno asombrado; su madre, que rompe todos los convencionalismos de una ciudad provinciana y, sin velo, marcha a Francia a visitar a su hijo encarcelado en los años de efervescencia nacionalista... y otras muchas "fugitivas y sin saberlo", que improvisan cantos de duelo, de alegría, de lucha... de esperanza. Las últimas páginas se tiñen con la sangre de los amigos asesinados en ese vértigo de locura que en los últimos años se ha apoderado del país.