Las consecuencias de estar en guerra y, por lo tanto, en peligro, provocan que la entrega del poder a una pequeña casta parezca una condición de supervivencia natural, inevitable... Se espera que todo miembro del partido sea competente, trabajador e incluso inteligente, trabajador e incluso inteligente dentro de límites estrechos, pero también es necesario que sea un fanático, crédulo e ignorante cuyas emociones más comunes sean el miedo, el odio, la adulación y el triunfo orgiástico. [George Orwell, de su libro 1984, el preferido del líder iraquí Saddam Hussein.]