PEDRO ROMERO SOLÍS, JUAN CARLOS GIL GONZÁLEZ (COORDS.)
Justo hace cien años un chaval de Triana conseguía convertirse en la referencia principal del toreo moderno. Tras un sinfín de avatares y después de haber probado suerte en otros quehaceres profesionales, se doctoró en Tauromaquia en Madrid, un jueves 16 de octubre de 1913, recibiendo la alternativa de manos de Rafael González 'Machaquito' y en presencia de Rafael 'El Gallo'. Una tarde aciaga, polémica y escandalosa. La despedida del torero cordobés, tras mas de trece años en activo, estuvo empañada por la pésima presentación de los bureles y la consiguiente invasión del ruego por parte de los aficionados que exigían la devolución del importe de las entradas. Al final se jugaron más de once toros de tres ganaderías distintas y el escándalo no pasó a mayores por la postrera actuación del toricantano. Juan Belmonte entró en el escalafón de matadores de toros alzando la llama abrasadora de un arte nuevo que fundó sobre unos pilares que nadie había osado ni siquiera intuir. Trastocó la Fiesta de los Toros con su sentimiento interior, alteró su arquitectura, dinamitó los conceptos generalmente aceptados y convirtió la Tauromaquia en una disciplina artística en su disposición y en su forma. He aquí la historia de El Pasmo de Triana
