Queríamos poner en circulación un texto sobre la ciudad que fuera asequible a los estudiantes de grado y ello nos obligaba a utilizar un lenguaje accesible y a minimizar léxicos excesivamente especializados (slangs), anglicismos innecesarios y formulaciones excesivamente abstractas y/o expresadas en lenguaje matemático. Pero además teníamos la arriesgada intención de abordar la ciudad como objeto de estudio y no como campo de aplicación de tal o cual disciplina.