285 pp. Desde tiempos remotos, los libros del Tiempo recogen una inscripción casi profética: Todo llega cuando uno espera. Al igual que toda aventura tiene un primer paso, resulta conveniente que llegue un último, incluso cuando no lo deseamos. Aunque parezca increíble, los protagonistas de La Cólera de Nébulos, Eóstes y Eleazar, nos han acompañado durante una década, estando presentes alguna más en la mente del su creador, Francisco J. Illán. Procede ahora cerrar el círculo, y que este final responda a las expectativas creadas. El viaje llega a su fin, o eso creen Eleazar y Eóstes cuando viajan hacia Ismadia, desconociendo las fuerzas que gobiernan con sangrante mano en el reino de Ismoedía. Anteo, de quien casi se han olvidado, sonríe mientras aguarda, acechando para dar el definitivo golpe y acudir al Orco con la cabeza del hijo de Nébulos. Y desde las entrañas del mundo de Inférnos se preparan las más horribles legiones, al amparo de un enemigo al que ningún Eterno se ha enfrentado: Érebo, la tiniebla abismal. Mágios duda, pues los Libros del Tiempo las páginas siguientes permanecen vacías, él tendrá que escribir lo que ni Universos supo vaticinar.