En la Pasión nos encontramos el amor y el miedo. La fragilidad que es capaz de asumir sus errores, y la que no lo hace y queda presa de la culpa y el remordimiento. La dureza de corazón y la compasión profunda. El perdón, el rencor, el egoísmo de quien busca su propia conveniencia. La fidelidad de quien no tiene miedo a arriesgarse por aquellos a quienes ama. La ternura, que aparece una y otra vez en los rincones más inesperados. Y nos encontramos, por supuesto, a Jesús. Es él el que, de una u otra forma, nos revela más sobre Dios y sobre el ser humano. Desde la entrega y desde el misterio. Desde los gestos concretos de su vida hasta el gesto último de la cruz abrazada.