Quienes han leído ya Las Aventuras de Sindbad el Marino sabrán que el famoso navegante de los siete mares tenía un "doble", gran viajero también: Sindbad el Terrestre (o Sindbad el mozo de cuerda). Pero de las aventuras de éste, el lector occidental no sabe casi nada. Se encuentra el rastro de alguna de ellas, de un modo muy abreviado, en ciertas versiones de "Las mil y una noches". La novela original de la que salió una de las mayores obras maestras de la literatura de aventuras de Oriente, sin embargo, no se había traducido nunca. "Las aventuras de Sindbad el Terrestre" se escribieron hacia el siglo VIII, el siglo de oro de Bagdad, en tiempos del califa Harun al-Rashid.
René R. Khawam ha decidido dar vida a este texto. Puede sorprender al lector que semejante obra haya podido permanecer tanto tiempo en el olvido. Una vez más, se ve arrastrado hacia el extremo Oriente. Hay una distancia considerable entre los dos Sindbad. Mientras que Sindbad el Marino intenta llegar a China por vía marítima, su homónimo, en cambio, se lanza por la vieja Ruta de la Seda y atraviesa las desoladas tierras de Ferghana, de Mongolia y de Sin-Kiang antes de llegar a las riberas del lejano Japón.
Esta historia nos transporta por un camino de muchos recodos, y se adentra en el territorio de lo imposible, lo cual no puede extrañar a quienes saben que el viaje, más allá del pretexto que adopte, es sobre todo la búsqueda de la Quimera.
