LOS ALGODONEROS

LOS ALGODONEROS

-5%
12,50 €
11,88 €
IVA incluido
Disponible
Editorial:
MIGUEL GÓMEZ EDICIONES
Materia
Lingüística
ISBN:
978-84-88326-65-2
Páginas:
152
Encuadernación:
Rústica
Dimensiones:
140x220 mm
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A principios del siglo xix, cuando Egipto todavía era una provincia otomana, el bajá Mehmet Alí ofreció ventajosas condiciones a todos los extranjeros que quisieran venir a establecerse allí con el fin de modernizar la agricultura del país, activar la economía e iniciar la industrialización. Ingleses, franceses, italianos y griegos, entre otros, aceptaron la invitación y terminaron constituyendo comunidades de gran poder económico. Dedicada principalmente al comercio y a los negocios, la comunidad griega en concreto alcanzó tan alto grado de prosperidad que le permitió crear su propio mundo, hermético y autosuficiente, en el que los contactos con su entorno eran los mínimos imprescindibles y limitados siempre a los grupos de origen europeo. Asentada en las principales ciudades de Egipto, la ya muy numerosa colonia griega disfrutaba de su mejor momento en la primera mitad del siglo xx. Su esplendor se reflejará también en su vida intelectual: escritores como Constantino Cavafis, Glafcos Alicersis y Nicos Nicolaidis encabezaban una agitada actividad cultural y editorial tan brillante que el propio Yorgos Seferis llegó a decir que Alejandría era la gran metrópolis del Helenismo. En efecto, teniendo Grecia como su referente más inmediato pero sin sufrir las convulsiones políticas y sociales que se dieron allí en el periodo de Entreguerras ?la Catástrofe de Asia Menor, los vaivenes entre república y monarquía, la dictadura de Metaxás?, con plena conciencia de su propia diferencia, su vida transcurría tranquila y ajena por completo a las realidades del país que les había acogido y que seguían sintiendo extranjero. Si algún escritor había elegido Egipto como tema de inspiración para sus obras, se había limitado a verlo desde fuera quedándose en la superficie de su impresionante historia y evocando el exótico pintoresquismo de sus tipos y gentes, sin profundizar ni en su problemática real ni en sus propias relaciones con ellos. El estallido de la II Guerra Mundial, la ocupación nazi de Grecia en 1941 y el establecimiento del gobierno griego en el exilio con el rey Jorge II bajo la protección directa de Winston Churchill hicieron pedazos el autocomplaciente aislamiento de la colonia griega del Nilo implicándola en unos acontecimientos de los que resultaba imposible escapar. La reorganización del ejército griego en Egipto bajo las órdenes del Alto Mando británico, así como el reclutamiento de jóvenes griegos de Egipto para incorporarlos a filas, supuso que soldados que habían luchado en el frente de Albania y que habían ofrecido resistencia durante la invasión alemana introdujeran a los griegos de la colonia en la realidad del mundo exterior, provocando un enorme cambio de perspectiva ideológica. Si bien algunos de los integrantes de la colonia optaron por el partido del rey Jorge, que pretendía dejar la liberación de Grecia a los Aliados para después reinstaurar la monarquía tal y como estaba antes del inicio de la invasión, otros, la mayoría, no olvidando que el rey había cedido el poder a la dictadura militar del general Ioannis Metaxás, adoptaron la postura del grueso de las tropas de más bajo rango, que exigían volver al frente con el fin de participar en la liberación e implantar después un gobierno que gozara del apoyo popular. Éste fue el origen de los trágicos enfrentamientos que se produjeron entre 1943 y 1944 en el seno de la Fuerzas Armadas Griegas de Oriente Medio y que condujeron a su disolución y a su total integración en las Fuerzas Armadas británicas. Ya no llegaba prensa de Grecia, y la que se producía en Egipto estaba prácticamente al servicio de la oficialidad. Un grupo de jóvenes progresistas consigue hacerse con un viejo periódico, El Griego de Egipto, que, con el título simplificado de El Griego, comienzan a editar en El Cairo como único órgano de expresión contrario a la postura oficial. Entre sus colaboradores se encontraban Zodosis Pieridis, hermano del autor, y Stratís Tsircas, entre otros. Yorgos Filipu Pieridis enviaba sus artículos desde Samalut, un pequeño pueblo del Alto Egipto donde se encontraba destinado por la empresa algodonera para la que trabajaba, y donde se sentía dolorosamente arrancado de la difícil realidad del momento en la que él hubiera querido participar de forma más activa. Ante la insistente demanda de los soldados griegos, a quienes sólo se les proporcionaba como lectura novelas románticas y pornográficas de ínfima calidad, los redactores y colaboradores de El Griego toman la decisión de abrir en Alejandría la editorial Horizontes, a donde también se trasladó la sede del periódico. Horizontes dio a la luz una serie de libros, en ediciones muy baratas y asequibles, sobre temas de actualidad que difícilmente llegaban al gran público. Debido a que Pieridis era el único de sus colaboradores que conocía de primera mano la situación en el campo egipcio y las relaciones entre los colonos extranjeros, los beys locales y la población rural, la editorial le pidió que escribiera algo sobre la vida en Egipto. «Comencé a lanzar ideas sueltas sobre el papel ?dice el autor en sus Memorias? y así nacieron Los algodoneros». Publicada en Alejandría en 1945, la primera novela de Pieridis (aunque él tardó muchos años en darle ese apelativo debido a su carácter de mosaico casi impresionista) alcanzó un éxito inmediato en los círculos griegos de Egipto no sólo por su originalidad literaria, sino porque, gracias a las vivencias del propio autor, abría una temática nueva, insospechada hasta entonces, sobre las relaciones entre egipcios y griegos. Yorgos Filipu Pieridis, aunque nacido en Chipre, pasó la primera mitad de su vida en Egipto, donde sus padres emigraron siendo él un niño, y regresó a la isla de manera definitiva en 1946. La concesión en Alejandría del premio literario Margarita Griva que logró gracias a Los algodoneros dio ánimos a Pieridis para continuar con su labor literaria una vez asentado en Chipre. El protagonista de Los Algodoneros, Nicos Lecás, servirá de enlace narrativo con su segundo libro, Relatos de Oriente Medio, publicado en Famagusta en 1949, donde recoge las vicisitudes sufridas por el ejército griego en Egipto bajo las órdenes del mando británico después de su sublevación y disolución. Su Tetralogía de los Tiempos, recopilación de cuatro libros de relatos breves que reflejan la vida en Chipre desde que era colonia británica hasta la invasión de Turquía en 1974, le han situado entre las figuras cumbre del panorama intelectual chipriota, a cuyo enriquecimiento continuó contribuyendo hasta el final de su vida tanto a través de la literatura como del periodismo y otras actividades culturales. Yorgos Filipu Pieridis falleció en 1999 en Nicosia a los 96 años edad, dejando atrás un lúcido testimonio de su tiempo.

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