Los amantes de Gibraltar nos sitúa inicialmente en el Imperio Bizantino que a principios del siglo VIII debe afrontar el embate de la conquista árabe y el empuje del islamismo creciente en la zona. Para evitarlo, el emperador Justiniano II encarga a su consejero Angelos que actúe como espía y consiga desviar la atención de los califas y emires árabes hacia España, lo que le lleva a un emocionante viaje, repleto de intrigas y aventuras, hasta el estrecho que separa el Magreb de la Península, frente a lo que por entonces era conocido como Monte Calpe.