280 pp. Richard Leroy es un viticultor que casi no ha leído cómics. Pero los dos están rebosantes de buena voluntad y de curiosidad. ¿Por qué alguien decide consagrar su vida a dibujar cómics o a producir vino? ¿Cómo y para quién se hacen? Para responder a estas preguntas, durante más de un año el autor se ha ido a trabajar a los viñedos y a la bodega de Richard, quien, a su vez, se ha sumergido en el mundo del cómic. Han abierto muchas botellas y leído bastantes cómics. Se han paseado en busca de autores y viticultores apasionados por su oficio. El autor apuesta a que hay tantas formas de realizar un libro como de producir vino. Constata que ambos tienen ese poder, necesario y precioso, de unir a los seres humanos. Este título nos propone el feliz relato de esta iniciación compartida.