Podríamos hablar de la actualidad de esta novela, incluso en el tema, de su modernidad, porque esta búsqueda del ideal, su inconformismo de la vida cotidiana, «esa desazón inaprensible» de Emma no es ajena a nuestra vida actual, con su estrés, sus adicciones, su consumismo o su gasto excesivo de fármacos o de psiquiatras ¿Durante cuántos siglos va a permanecer viva la influencia de las novelas románticas en el alma de tantas Emma Bovary? Pero es además, y quizás antes que nada, la belleza del texto la que nos sigue conmoviendo. El lector de hoy podría también hacerla pasar por la prueba del ritmo y de la musicalidad leyendo en voz alta las bellísimas frases de Flaubert aun en su traducción al español. Como dice Vargas Llosa, el lector puede sufrir leyendo esta novela, y añade: «Sí, pero ¡cuánto placer!».