Con su estilo lírico y a la vez despojado, su espléndido uso de los relatos de la tradición persa y la firme exposición de sus convicciones, especialmente sobre la condición de la mujer, Rahimi compone una magnífica coreografía. En Maldito sea Dostoievski Atiq Rahimi se inspira en la trama de Crimen y castigo, pero la revisa, la corrige y la traslada a la realidad actual de Afganistán.