En 1856, Charles Baudelaire, el poeta maldito por excelencia, escribía un sentido prólogo a un volumen de cuentos de Edgar Allan Poe que había traducido, fascinado por Ia prosa del norteamericano. En ese prólogo el poeta francés explicaba la vida y la obra de Poe, pero más allá de eso, sentía que el escritor americano y él, eran almas gemelas. La gran traducción de Baudelaire dio a conocer la obra de Poe en Francia y en Europa muy pronto, ya que Edgar Allan Poe había muerto seis años antes. Y Baudelaire desconocía que si sus vidas tenían muchos paralelismos (huérfanos de padre, enfrentamiento con su padrastro, desheredados en los testamentos, precariedad económica, las drogas o Ia sensibilidad literaria), también iba a tenerlos su forma de morir.