El autor, con su particular estilo, plantea diversos métodos para que los niños dejen volar su imaginación. Siguiendo al protagonista, se sugieren actividades a medio camino entre la escritura y lo plástico. El lector participa de la historia del protagonista (Conejo Negro) y se convierte en co-autor de la misma. Se interactúa mediante aportaciones personales: familia, gustos, amigos, vida cotidiana.