Un relámpago nos dibuja la rama de un árbol. La lluvia nos recuerda a las hojas que apenas la sostienen. Y la costa no queda lejos, pero quién sabe. Oscuramente navegamos, como sombras que un destello destierra y otro sueño restaura. «Tormenta», de Jacobo Rauskin. Jacobo Rauskin nació en Villarrica (Paraguay), en 1941. Un diálogo fecundo, el que sostienen las voces renovadoras de la tradición, alimenta a su amplia y generosa obra poética. Las ideas, las pasiones, los sentimientos que lo movilizaron en los años mozos, continúan después de largos años creando la ilusión de un tiempo del que no se han desvanecido las imágenes que la memoria ofrece al verso. Así, por ejemplo, algunos de sus libros –Jardín de la pereza, Andamio para distraídos y Espantadiablos– giran en torno a una permanente inquietud emparentada con el humanismo: reconocer que la memoria es hermana del olvido. Este sentimiento se encuentra también en sus libros más recientes: Estrella estremecida, El sueño derramado y El aparente fin de todas las cosas. Ejerció la cátedra en la Universidad Católica de Asunción. Es miembro de número de la Academia Paraguaya de la Lengua Española y académico correspondiente en Paraguay de la Real Academia Española. Obtuvo el Premio Nacional de Literatura en Asunción, 2007, y en 2014, recibió en Buenos Aires el Premio Rosa de Cobre, a la trayectoria literaria, instituido por la Biblioteca Nacional Argentina.
