La diafanidad y el futuro se perciben intensamente en la prosa de Adonis cuando trata del ingente material de la poesía árabe clásica. De ese inmenso bosque, en esa madeja a veces enmarañada, descubre hilos conductores que llevan a senderos, a claros y a sentidos. Por los claroscuros avanza en el corcel de la poesía, y hacia ella, y aun más allá. Le llegan y transporta voces que anuncian, descubren, convocan. Y con esos pálpitos prosigue la vida, arrojado y rescatado casi simultaneamente de la rotundidad de la bóveda celeste y el páramo, a la entraña del mundo y del hombre. Perpetuo enigma de la vida, abiertas y dolorosas certezas históricas, arte de creador. Adonis, seudónimo oriental de Ali Ahmed Said Esber, es, además de un gran poeta, un atrevido, coherente y vigoroso crítico y antólogo de la poesía árabe.