En 1912 Ramón Gómez de la Serna instituyó una tertulia literaria, los sábados por la noche, en el café botillería de Pombo, en la calle de Carretas, en un costado de lo que fue Correos y después Dirección General de Seguridad. Podemos considerar este libro como un diario, el diario de a bordo de esa nave. Como todo diario tiene mucho de otros géneros, de novela, de memorias, de historia, de ensayo, de confesiones, de tarjetero, de cajón de greguerías, de bloc de notas y dibujos, de almoneda y museo de ocurrencias, incluso de epistolario, y como tal es un libro desorganizado y caprichoso, más que ninguno otro de los de su autor, que demostró a lo largo de su vida propensión peligrosa al amonedismo, al rastrismo literario, al menudeo...