El abandono de los indígenas por parte de los Gobiernos de turno, los peligros de la selva, y en especial, los riesgos que corren los sacerdotes que desempeñan su ministerio en situaciones sociales y políticas comprometidas, han provocado enfrentamientos de los que se ha ocupado la prensa a lo largo de las últimas décadas. Los desencuentros del protagonista, misionero en la selva, con las altas esferas eclesiásticas, tiene mucho que ver con la denominada doctrina de la liberación. Se produce un entrechoque de idas y comportamientos que afloran posteriormente cuando el prelado es llamado a Roma para ser juzgado, ante las graves acusaciones que se han presentado contra él. Es precisamente en el viaje a Roma cuando el recuerda los primeros días en la Parroquia y también su relación amorosa con una religiosa. La parte central de la novela hace referencia al encuentro con su abogado en Roma y las sesiones del Tribunal. El interrogatorio a que es sometido permitirá conocer cuales son sus sentimientos y su verdadera vocación. La situación de tensión que vive el prelado aparece acompañada por la presencia de un grupo de agentes de un gobierno extranjero que tienen una misión que cumplir y que contribuirá al desenlace de la situación que se vive en Roma, durante el juicio a que se somete a misionero.