Se aborda aquí la continua y reversible mimesis retórica entre ámbitos políticos y religiosos. Pero este problema, tratado por Schmitt, Agamben, Taubes, Löwith o Blumenberg, y centrado en la querella de la secularización, no es el fundamental. Lo decisivo reside en que esa reversibilidad retórica y esa mimesis recíproca y permanente, síntoma de que ambas esferas comparten un único dispositivo de poder, presenta una asimetría irreductible, según el arsenal retórico provenga de sus portadores teológicos o imperiales. La comunidad de argumentos de legitimidad y la tensión asimétrica producida por el sujeto diferente de enunciación generarán un dinamismo histórico no cancelable. Esa tensión interna expone la lógica de un dispositivo caracterizado por la división de poderes.