Prados es nombre señero de la generación del 27. Aunó la depuración lírica con el trabajo directo de ayuda y formación ideológica y cultural en los barrios proletarios malagueños. Su obra se desarrolló luego en el exilio, con una autenticidad y fuerza que parecía contradecir la apariencia delicada de su personalidad. Díez de Revenga ha tenido en cuenta las primeras versiones de estos libros y las ha referido a la obra posterior, integrándolos en las tendencias de la época, para destacarlos como títulos esenciales de la literatura española de vanguardia.