Primavera de 1238. Ianiz Ruiz de Antoñana parte hacia Palestina con el ejército del rey Teobaldo I de Navarra esperando convertirse en un héroe... y, por supuesto, en un hombre inmensamente rico. El destino lo llevará por caminos inesperados, conocerá tierras y gentes muy diversas, creencias y formas de vida que le eran ajenas. Asimismo, se adentrará en el tráfico de reliquias a fin de obtener los medios para regresar a casa.