Este libro se ha escrito en la franja horaria en la que se detiene el reloj de los mortales, en donde el mar se convierte en estanque de silencios, en cueva de la memoria, para desenterrar los miedos, las pasiones, los amores y desamores, las subidas y bajadas, las huidas y los prejuicios, las calles y las avenidas de los paisajes, de los espacios vitales, por donde discurre el hombre desnudo, sin cargas ni mochilas, sin mapas del tesoro que garanticen su supervivencia. Es el salto al vacío de uno mismo, testimoniando los porqués, las razones de ser de una existencia que se descubre en cada poema. Pretenden demostrar la capacidad del ser humano para activar su oleaje interior, pulsando el interruptor de las emociones, para inundar a los demás, para contagiarles de esperanza. Estos poemas se han escrito en movimiento, en un tránsito de dos años por geografías vertiginosas en busca de recompensas. Son la reafirmación del poeta de cunetas, del hombre que se emborracha de la soledad para agradecer al mundo que lo esté esperando a la vuelta de cada esquina, con los brazos abiertos del amor, de la amistad, de la naturaleza dispuesta a dejarse interpretar. Son poemas de militancia contra la rutina, un puente de decisiones para hacer de la poesía un idioma común, una provocación frente a la resignación del hombre transeúnte que pasa de largo, que no se detiene en los detalles por miedo a reconocer sus carencias. En definitiva, TINTERO DE OLAS, es una poesía de compromiso con la vida. Un estado impuro que solo pretende testimoniar, no justificarse. Una poesía de escalera, en donde el orden no importa, lo que vale es estar.
