La advertencia le cae como un jarro de agua fría. Está mohíno. Lucrecia le conoce bien. Es su novia y sabe que cuando está contrito lo que más le tranquiliza es dar una vuelta por el campo. Trae su coche y le convence para salir. Los ojos de Guibernau, voraces de impresiones, se empapan de todo lo que les rodea. Árboles que amarillean. Son las canas del mundo botánico. El sol se tapa el rostro con un embozo de nubes. Entran en un túnel. El ojo final del túnel se abre en paisaje. Este paisaje presenta su bandera verde y azul. Tormenta de verano. Truenos, relámpagos, rayos que caen vertiginosos sobre un punto terrestre. Pequeño diluvio. Es el aviso de que deben regresar. En casa de Lucrecia estarán mejor.