El Fútbol que no miramos es un ensayo sociológico y humanístico del balompié. La obra exalta el estoicismo y el conmovedor acto de fe dominguero de la feligresía del balón, a pesar de los perversos manejos del poder y del cruel despotismo ejercido por el diabólico enemigo con galones. Se rescata la dignidad del aficionado ante el atropello de las autoridades; se alaba su fidelidad y su sentido de identificación, su declaración de amor incondicional a la cultura de la pelota. Los futbolistas, víctimas del sistema exitista, generalmente son utilizados como material de descarte. Afortunadamente, el final de la película los consagra como épicos héroes mitológicos en el arte de regalar felicidad a la grada. Reconocimiento eterno a los eruditos del fútbol.
