Fi´al era el nombre árabe de un juego infantil que se practicaba en Al-Andalus. Para participar se levantaban varios montones de tierra y se escondía en uno de ellos un objeto pequeño. Ganaba el participante que conseguía localizar la piedra oculta, y a él le correspondía enterrar la cosa en la siguiente partida. Así mismo la novela propone un desafío constante planteando incógnitas al lector con perfiles de magia, guerra, música, poesía, cuento, amor, religión, política, cultura, sexo, violencia, filosofía. . . para que éste se vea incitado a desbaratar el acopio y desenterrar el misterio que le conducirá al siguiente enigma. Las cruzadas vistas también desde el lado árabe, si ya de por sí son un tema escabroso y poco estudiado en occidente, son el subterfugio perfecto para armar el escenario en el que se desenvolverán protagonistas con inquietudes atemporales, con problemas eternos, con luces y sombras que tendrán que ir afrontando para lograr sus objetivos, o al menos para descubrir si tienen alguno.
