El día menos esperado, Kenneth se entera de que su tío Benn se ha casado con la hermosa y rica Matilda. ¿Puede reprocharse a alguien el hecho de que prefiera la belleza, ese júbilo eterno, como decía Keats? Y aun así, el propio Benn es capaz de sostener en una entrevista que muere más gente por desamor que por radiactividad. Es ésta sin duda una plaga moderna: la búsqueda infructuosa de algo que no se puede lograr, una quimera. El absurdo autoengaño que hace ser a las personas algo distinto de lo único que saben ser.