Mas no
pongáis violetas en mi tumba, pues es
flor del fracaso y recuerda a los muertos la muerte
del amor antes de que suceda. Y, si las encontráis,
poned sobre mi tumba siete espigas verdes,
y, si las encontráis, siete amapolas.
Pero dejad las rosas
de la Iglesia para misas y bodas.
Ay, muerte, espera hasta que yo
prepare la maleta: el cepillo de dientes, el jabón,
la máquina de afeitar, la colonia, la ropa.
¿Hará buen tiempo? ¿Cambiará
la situación en la eternidad blanca
o seguirá lo mismo que en otoño
e invierno? ¿Me será suficiente un solo libro
para entretenerme con el no tiempo, o necesitará
toda una biblioteca? ¿Qué lengua se hablará,
la lengua de la calle o el árabe
más puro?