Lo que sí quiero creer es que hay aquí un puñado de certezas, y que el lector y yo mismo podemos saber más después de este libro que antes. «¿Saber?», dirán algunos. «Entonces, si no es del método, ¿es al menos filosófico este libro?». Pues sí y no: lo es en el sentido puramente etimológico, porque lo que da es más el hambre de saber que el alimento para saciarla; pero no lo es en el sentido de que en él no se arriesga mucho.