Entre otras muchas reflexiones, coge el toro de la identidad por los cuernos, ese temible miura ideológico al que nos uncen desde nuestro nacimiento. O nos ofrece la presencia doble de la mujer. Por un lado, vista por el hombre, pero también como expresión de la propia feminidad del poeta. Laâbi es un escritor de su tiempo, es decir, del nuestro. No está parado a la espera de lo que suceda: "No espero nada del tiempo, voy a su encuentro". Encontrarlo, a él y a su obra, nos puede servir para entender(nos) mejor.